Acá hay gata encerrada
Acá hay gata encerrada
Inspirada en hechos reales
Karla Rouillon Gallangos
Navidad de 2020. En la batalla contra árbol de navidad siempre va ganar ella: Michina. Tan curiosa y juguetona como dormilona e independiente, pero cuando la descubres “con las manos en las bolas del árbol de Navidad” y enredada en las luces y los adornos le surge el superpoder de volar y desaparecer de la escena del crimen en un mili segundo.
Así no era ella. Si puedo hablar en su defensa ella era bien damita y súper tranquila, pero la culpa de este trastorno mental la tiene un bello gato siamés que tiene un ojo azul y el otro verde: Michigón. Llegó de visita a casa con mi prima y el muy presumido se cree parido por los dioses porque ni caso le hace a mi gatita.
La pobre rueda y rueda por todo el sofá mirándolo absorta y enamorada.
- Hola, yo me llamo Michina. Tengo 5 añitos. No he tenido novio. ¿Te gusta conversar? Si tienes sed te invito mi agua.
No sé si son sus ojos multicolores o su pose de divino, pero fue amor a primer zarpazo, al menos para Michina.
Rueda y rueda y de repente que termina en el suelo porque se le acabó el sofá de tanto rodar.
Qué roche pensé yo, pero igual se levanta toda superada ella mientras lo mira seductoramente, y el muy creído Michigón ni se entera que lo están considerando de pretendiente.
Y así como llegó de visita, se fue y ni caso le hizo.
Esta experiencia la dejó medio desequilibrada y ahora Michina es una diva enloquecida que hace lo que quiere, sobre todo conmigo.
Yo resulté ser la más perjudicada por su amor no correspondido. El problema con el árbol de Navidad ya se quedó corto.
Necesito sensores en la cocina porque dejar el bistec esperando a que caliente el aceite de la sartén para freírlo parece una escena de la película Misión Imposible donde te das la vuelta por un segundo y luego solo encuentras el rastro de tu bistec por el suelo.
A veces me siento tentada de prepararme torrejas de bolitas de carne ricas en Omega 3 y 6 -así dice el empaque- que ayudan a tener el pelo saludable y con DHA para el desarrollo del cerebro. Pues parece que el DHA funciona porque se roba mi carne la muy descarada.
Y es que detrás de toda gata calculadora y frívola hay un gato rompecorazones, desalmado y cretino que la desilusionó.
Al menos eso era lo que le contaba el otro día a la paloma Pomba cuando se la encontró por casualidad mientras bebía de su agua.
- ¿No te preocupes sigue no más? Te invito toda el agua que quieras. ¿Cómo te llamas? ¿Vas a venir todos los días?
Le dice Michina entusiasmada porque acaba de hacer una amiga.
Pomba se alejó y prefirió conocerla de lejitos no más, solo en caso a Michina le gustara comer palomas.
- Pomba es mi nombre y eres muy gentil, pero ya debo irme. Le respondió mientras se alejaba volando.
Ahora Michina se pasea como modelo en pasarela por la ventana de un lado a otro, y cuando cae la noche es como si conversara con la luna llena.
Sus enormes ojos la miran fijamente mientras la luna le pregunta:
- ¿No tienes sueño?
- Pues, a mí me da por dormir a cada rato, pero hoy estaba observando tu hermoso brillo. ¿Tienes ganas de conversar esta noche?
Le responde Michina.
- Siiii, le dijo la luna entusiasmada. Esta noche no hay nubes ni estrellas y me siento sola aquí arriba. Las aves ya duermen en sus nidos y no veo a nadie paseando ahí abajo. Veo que tú vas y vienes de un lado a otro en tu ventana, pero ¿no te animas a salir a pasear en una noche tan bonita?
- Noooo, respondió Michina. Siempre me escapo cuando abren la puerta, pero me cogen rápido y me vuelven a meter dentro de la casa porque dicen que me puedo perder.
Yo la observaba desde mi cama esperando a ver si hacía alguna locura y de repente sale de la oscuridad de entre los árboles una lechuza que a toda velocidad volaba hacia mi ventana para coger a Michina.
A menos de medio metro se dio cuenta que se iba a estrellar contra el vidrio y se desvió.
Yo casi me muero del susto, pero la curiosa Michina ni se movió y casi parecía contenta de haber encontrado a otra amiga esa noche.
- ¿A dónde vas tan rápido? ¡Te presento a la luna mi amiga!
- No me interesa. Le respondió la lechuza desde lejos mientras se le pasaba el susto de casi haberse estrellado contra la ventana.
- ¿Cómo te llamas? ¿Vives cerca? ¿Quieres entrar? Le pregunta Michina.
- Eule es mi nombre. Le respondió la lechuza mientras la observaba hambrienta. ¿Serías tan amable de abrir tu ventana para saludarte de cerca?
- No le hagas caso. Es tramposa y mentirosa. Te quiere comer. Le dijo la luna. Si te quedas ahí no te hace nada Michina.
- ¡Eres de lo más descarada Eule, debería darte vergüenza! Le dijo la luna a la lechuza.
Y la lechuza Eule al verse descubierta por la luna, voló soltando un graznido buscando otra víctima que comer.
Mi Michina toda sociable y coqueta y la muy rapaz Eule que se la quiere dar de cena a sus crías.
Pronto empezó a amanecer y la luna se despidió.
Luego de sus emociones nocturnas Michina se mete en mi cama y se acurruca como y donde quiere.
Total, la cama parece suya, porque eso sí: yo soy su colchón y calentador al mismo tiempo. Despertador no soy, porque cuando yo me levanto de la cama, pobre de mí si la despierto.
Cubrecama encima y que la diva se levante cuando quiera.
Cuando yo quiero jugar con ella me ignora por completo, pero cuando me pongo a trabajar en mi laptop y escucha las teclas, justo cuando más inspirada y concentrada estoy, ahí viene y se desparrama encima de mi teclado.
Adiós concentración.
Da igual si dejo la laptop y tomo un lápiz y me pongo a hacer mi tarea, me lo quita y no deja hacer nada más.
Se acabó la inspiración para mí.
Y como no deja ni estudiar, ni trabajar, ni comer, ni dormir y, siendo ya el mes de febrero, creo que es tiempo de recuperar lo que queda del árbol de navidad y sus adornos. Con las bolas abolladas y las luces quemadas se nota que la próxima navidad hay cambio en la decoración. Al menos sobrevivió el árbol.
Ya me enteré que el Michigón está de viaje por Japón y regresa en Mayo a Perú.
Lo pienso y me río. Es el colmo que estoy más decidida a concretar el noviazgo frustado de Michina con Michigón que a buscarme novio para mí.
Y es que en el mundo de Michina la humana es ella y también mi dueña.
F I N
